Como primer post entrando ya en materia aprovecho que han
sido las fiestas de mi pueblito bueno, Bargas (Toledo), para hacer una visita a la cultura popular en cuanto a comer y
beber se refiere a uno de los pueblos de esta España nuestra a la que le gusta
tanto estos menesteres (a mí el primero). Y como sé de buena tinta que a vosotros también, vamos a ver qué nos puede ofrecer Bargas durante sus
fiestas y a lo largo del año. Qué lugares visitar, qué tapas pedir… para acabar
con mi sitio favorito, La Real Taberna Casa Manolo.
Os podría contar todo el rollo de Wikipedia en el que nos
cuentan que la gastronomía típica bargueña es la tradicional de los pueblos
castellanos: empezando por cocidos, guisos de caza menor, estofados con carne
de pastoreo (cordero), pasando por migas y gazpachos, y terminando con lo más
típico, el besugo en escabeche y las marquesitas de Alguacil de la confitería
“La Positiva”.
Sin embargo no se correspondería completamente a lo que os
encontraréis si venís el fin de semana del tercer domingo de septiembre durante
el cual se celebran las tradicionales, y ya famosas por la región, Fiestas Populares en honor del Santísimo
Cristo de la Sala. Y es que si bien es cierto que vamos a degustar unas
apetitosas Migas del pastor, unos buenos arroces con liebre en las barras
auxiliares que los bares sacan a la calle durante la mañana y buena parte de la
tarde, una popular caldereta de cordero por la que se hacen interminables colas
y hasta un Cocido completo hecho en barro sobre brasas de leña en la Bodeguita del Arte; también debe saber el viajero y futuro comedor por los ojos que
durante su visita a Bargas no debe dejar de probar y repetir en ciertos sitios
clave: el morro, el buñuelo de bacalao o el huevo relleno rebozado.
Si me permitís, voy a sugeriros la ruta que suelo hacer con
mi familia y amigos en la que vamos probando todas estas viandas y manjares.
Empezamos el recorrido por la entrada al centro de Bargas por la llamada plaza
del Corralón hacia la calle Santiago de la Fuente (donde nació quién escribe).
Encontramos aquí la primera parada, “DondeJose” un bar en el que el dueño, del mismo nombre, acompañará nuestra
bebida con una tapa de arroz picante con liebre o un chipirón rebozado sobre
tosta de pan que te darán ganas de sentarte allí y dejar esta ruta para otro
día…
Artesonado "Dibacus" |
Pero continuemos, antes de llegar a las paradas más
importantes de esta ruta, nos desviamos unos metros por la calle Vicente
Morales para encontrarnos de frente con “Dibacus”
un mesón que merece la pena por los artesonados de sus techos, realizados a
mano por su dueño y donde encontraremos un ambiente cálido y familiar para
poder disfrutar de platos caseros. Dejo a vuestra elección incluirlo en la ruta
o no, en la mía no suele estar ya que nos gusta más ir para una estancia más
larga, una comida o una cena en su terraza de la tercera planta merece la pena.
La
siguiente parada es “Casa Paco”, al
final de la calle Santiago de la Fuente
y en plena plaza de la Constitución es ya uno de los platos fuertes para esta
entrada. Su lema es “Especialidad en morro, bacalao y simpatía”. Todo cierto.
Entrad, si la multitud de gente que hay en sus puertas os deja, sin dudarlo.
Aunque si bien es cierto que para mí su morro y su bacalao no son los mejores, no
os lo perdáis. Además en los últimos años han renovado su cocina y podrás probar
otro tipo de aperitivo que nos hace recordar los típicos pintxos vascos, más
“de diseño”.
Y ya, sin más dilación, por fin llegamos desde la plaza y
por la calle Real, en su número 10 a la Real
Taberna Casa Manolo, el sitio especial del que os hablaba más arriba.
Un lugar entrañable, de los que entras y seguro que algún amigo o familiar de
los que te acompañan o a ti mismo se te escapa un “Este sitio tiene solera”. Y
es que la Taberna de Manolo, la tiene, y mucha.
Como veis en las fotos, la taberna es un edificio típico distribuido en dos plantas, la primera es la propia Taberna y el resto
es la casa de la familia, añadiendo una pequeña bodega que utiliza de salón
supletorio para grupos. Y el interior del salón principal para mí es increíble,
no ya solo por su belleza si no por que es un cúmulo de años de recuerdos en el
cual se saborea la amistad, el cariño por el pueblo, el amor familiar, el gusto
por comer, casi puedes paladear la satisfacción de la gente que ha pasado por
allí y sabes nada más entrar que de esas cuatro paredes llenas de fotografías
te vas a marchar más que con una sonrisa en la boca. En esta casa nació Manolo, el dueño y es en la que lleva
viviendo sus 72 años muy bien llevados. Regenta la taberna junto a su mujer, Mari, que desde la cocina prepara los
tan apreciados pinchos y tapas.
La Taberna fue fundada por la bisabuela de Manolo en 1870 con el nombre de Casa Manolo, el atributo de “Real” lo añadió el mismo Manolo a la muerte de su padre, para seguir con el juego que le daba el estar situado en la calle del mismo nombre. Y aunque Manolo a lo largo de los años ha abierto varios bares, tabernas e incluso discotecas en Bargas, la Taberna es la niña de sus ojos.
Durante las fiestas populares su actividad se multiplica de
forma “bárbara” como le gusta decir a Mari, y es que no hay bargueño ni
bargueña, ni amigo, ni familiar, ni visitante que no se acerque a por el
botellín o la copa de vino y a pedir un bacalao o un morro, entre otra variedad
de platos y raciones típicos castellanos. Pero son esos dos seguramente sus
pinchos estrella durante la semana de fiestas. Ambos pinchos elaborados de
forma tradicional y bajo las recetas y trucos secretos de la familia de Manolo.
Pero creo, que el mayor truco está en que es un bacalao de primera calidad y que ningún morro en el mundo tiene
nada que envidiar al morro de toro de
lidia que prepara Mari. El bacalao se sirve rebozado, de forma que recuerda
a un gran buñuelo. El morro de toro es una especie de embutido con la propia
gelatina de la carne, que se presenta con sal y pimentón picante. No dejéis de
pedirlos, ambos, ya que por mucho que podáis leer ahora, hasta que no son
probados no llegas a ese punto de felicidad que te da, al menos a mí, el comer
bien.
Bacalao |
Morro de toro de lidia |
Siempre tendré presente la suerte que tuve, al nacer tan cerca de la plaza, de conocer o más bien tuve la suerte de que Manolo me conociera casi nada más nacer, así que no recuerdo un Bargas sin Manolo y su taberna. A pesar de haber tenido también varios camareros con él a lo largo de los años, que le ayudaban o eran los encargados de otros de sus bares, recuerdo y siempre recordaré con especial cariño a Julián, ya fallecido hace casi dos años.
Manolo no recuerda los años que Julián estuvo con él, pero
sabe que suponen una vida entera dedicada a lo que más les gustaba a ambos:
hacer feliz a los bargueños y a los amigos que quisieran acercarse hasta el
pueblo. En palabras de Manolo, Julián “había sido siempre muy niñero, siempre jugando con mis hijos, mis sobrinos. Era muy
cariñoso.” Y así era, y es por eso que creo no ser el único “niño” que guarde
de Julián un feliz recuerdo. Por lo que, y creo que Manolo estará de acuerdo
conmigo, esta entrada es un homenaje a su memoria.
Julián, a la izquierda |